El domingo mis padres y mi marido tuvieron un broncazo de impresión con motivo de la alimentación del Gurruño. Mis padres son médicos los dos (él de atención primaria, ella de inspección) y están empeñados en que la nena no come suficiente.
En un principio pensaba tratar de no darle (prácticamente) nada de papillas, es más, tenía pensado escribir una entrada sobre un método llamado baby-led weaning que consiste, básicamente, en que el bebé se alimente solo y de alimentos "normales" desde el principio (para más información, dado que no sé si al final escribiré la entrada o no, mirar aquí). Pero a mis padres les daba mucho miedo que se atragantara y en realidad no querían ni escucharme ni ver que la niña no se atragantaba (mis suegros lo llevan algo mejor, les hace hasta gracia, aunque dicen que el puré irá después ¿no? que como juego bien, pero como alimentación...). Aquí jugaron su primera carta del niño muerto: el atragantamiento y la aspiración bronquial.
Además había algunos alimentos que no me apañaba en dárselos enteros (como la manzana o los cereales mientras no estaba tomando gluten) y viene una chica a cuidarla por las mañanas mientras yo trabajo (y a ella le resulta más fácil el puré, aparte de que el Gurruño come genial con ella). Total, que empezamos a darle algunas papillas: cereales por la mañana, verduras (solas o con carne o con lentejas) a mediodía y fruta por las tardes (entera o machacada con el tenedor).
Pero eso tampoco fue suficiente. No valían las cantidades (aunque realmente no preguntaron cuáles eran) ni las formas (las frutas hay que darlas todas juntas y no vale machacarlas con el tenedor) ni los tiempos (los horarios tienen que ser rígidos como en un cuartel, si llora de hambre te aguantas y la engañas con agua- ¿pensarán que la niña es tonta?-, y la papilla antes que el biberón porque el biberón no alimenta (???) ). La segunda carta del niño muerto fue la que hizo estallar la chispa.
Y es que mi madre dijo algo así como "la niña es responsabilidad vuestra hasta que le pase algo malo, ¡y entonces ya veremos!". El padre de la criatura lo entendió como una amenaza de que pretendían quitarnos la custodia (a ver si alguien había pensado que yo soy la única mari-dramas que exagera y saca las cosas de quicio) y contestó que hasta entonces se callara. Mi padre, que sólo había oído a mi marido porque estaba con el taladro, perdió los papeles,... Resultado: mis padres se fueron muy airados, llevo sin hablar con mi madre desde entonces, estuve al teléfono con mi padre ayer tres cuartos de hora (lo cual es aún más raro que lo anterior), y un manual que la OMS propone como libro de texto para estudiantes de medicina en el e-mail.
Con el manual en la mano interpreto que el Gurruño come más que suficiente, si bien hay cosas que hemos hecho mal y no tienen remedio (abandono temprano de la lactancia, comienzo con la fruta a los cinco meses en lugar de esperar hasta los seis para introducir cualquier tipo de alimento distinto de la leche) y cosas que podríamos mejorar (echar aceite en los purés y dejarnos de verduritas y darle más carne). Sin embargo, leyendo las mismas palabras mi padre dice que llevamos dos meses de retraso porque teníamos que haber empezado a los cuatro meses y que está comiendo poquísimo porque no llega a lo que está recomendado alcanzar a los ocho meses (normal, aún no tiene siete y además está como dos kilos por debajo del peso medio de una bebita de su edad). Por lo tanto no sé si es que no sé leer o qué.
Lo peor es que han conseguido transmitir sus miedos a mi marido y ahora quiere cebarla. Resulta que el manual dice que los bebés entre 6 y 8 meses deben tomar 2 ó 3 comidas al día y, dependiendo del apetito del niño, 1 ó 2 meriendas adicionales. Pues bien, el Gurruño hace como 2 tomas de alimentos sólidos (supondremos que la de la mañana y la de la tarde son sólo media cada una, la del mediodía la hace bastante bien e incluso llega ya a las cantidades del manual) y alguna merienda de vez en cuando (una galleta, un trozo de pan, un gajo de naranja,...). Pues bien, él ha decidido que mejor tirar por lo alto, y anoche le dio puré para cenar, y esta mañana le hemos echado fruta a la papilla de cereales.
Y yo siento que me he rendido, que me da igual, que decidan los demás si yo lo hago todo tan mal. Lo que yo veo es que la niña antes te pedía probar lo que estabas comiendo cuando estaba en la trona y ahora no quiere coger ni su vasito de agua con asas (si tiene sed y se lo ofreces directamente abre la boca).
Por cierto, una última duda: ¿alguien me puede explicar qué ventaja tiene la famosa papilla de frutas frente a tomar las frutas cada día una? Su enfermera dijo que podíamos mezclarlas como quisiéramos, pero mi padre insiste en que si no están todas las frutas no vale.