viernes, 31 de agosto de 2012

Mi embarazo (II): a por el segundo positivo

     Después del legrado me dijeron que tenía que esperar a que pasaran tres reglas para que el cuerpo volviera a la normalidad (el cuerpo, claro, la mente y los sentimientos no les suelen importar demasiado a mucho médicos). La espera hasta la primera fue con cierta impaciencia. Si bien en realidad no me encontraba de ánimos para ponerme a intentarlo de nuevo, por otro lado tenía muchas ganas de que llegara (siempre es relativo, claro, que lo de la regla tampoco es que sea la actividad más divertida que existe) porque así el tiempo pasaría más rápido. Bueno, eso y también que a mí lo de no tenerlo todo controlado al milímetro me descontrola bastante, cuadriculada que es una.

     En cualquier caso, unas seis semanas después apareció y volvió a su frecuencia habitual de unos 30-35 días (el que le puso el nombre de período era un gran humorista). Pasadas las tres reglas volvimos a ponernos y entonces me pasó algo que nunca antes me había pasado: me quedé afónica. Pero afónica del todo. Incluso llegué a pensar que si me atracaran por la calle no iba ni a poder pedir ayuda. En mi caso se considera enfermedad laboral (es lo que tiene intentar que treinta adolescentes te escuchen mientras explicas las ecuaciones de segundo grado, que si no puedes hablar es muy difícil hacer tu trabajo) y me dieron una semanita de baja. Recuerdo angustiosa la sensación de tener que patear el suelo o ir a tirarle de la manga a mi marido para que me hiciera caso. Pero más angustiosa fue aún la espera de la siguiente regla, pues me habían dado corticoides y me asustaba haber vuelto a atinar a la primera.

     Los meses siguientes llegué a obsesionarme: calculaba la fecha de ovulación, tenía multitud de síntomas, me hacía tests de embarazo el día anterior al que me tenía que venir la regla (¡vaya un dinero más tontamente gastado!),... Además me sentía un poco presionada por una amiga que estaba buscando su segundo embarazo, a veces tuve la sensación de que era como una carrera a ver quién se embarazaba antes...

     Al final fueron tres meses de intentos, que tampoco es tanto. El día que tenía que venirme la regla yo manchaba ligeramente pero raro, y además teníamos una boda superpuesta esa misma tarde. Los tacones me mataban y la comida no me entraba, así que yo estaba convencida de que era que sí a pesar de estar manchando. Había hecho un trato con mi marido de no hacerme el test hasta el lunes, y todavía el lunes la raya del positivo era tenue como un fantasma. Unos días más tarde se veía algo mejor así que ¡estábamos embarazados de nuevo!

jueves, 30 de agosto de 2012

Mi embarazo (I): el aborto

     Comienzo con este post una serie en la que quiero escribir sobre lo que recuerdo de mi embarazo. Como el Gurruño tiene ya seis meses y medio es de esperar que mis recuerdos estén confusos y/o difuminados. Pero como este es mi blog y pretendo usarlo un poco como terapia pues allá voy.

     Lo primero que quería decir es que si bien yo estaba más que convencida de que no tenía ningún interés en casarme, siempre he sabido que quería tener un bebé. Me costó varios años convencer al papá del Gurruño y, una vez convencido, nunca era el momento.

     En 2008 quizá lo habría sido, pero no aprobé la oposición y nos dio miedo. Para la de 2010 (las oposiciones para profes de Secundaria se celebran -celebraban, que ahora con los recortes ya veremos- en años alternos) me prepare mucho más a fondo pues decidimos que, aprobara o no, ya no queríamos esperar más (y yo empezaba a pensar que se me estaba haciendo un poco tarde ya, con 32 años). Al final sí que aprobé y saque plaza. De hecho, quedé entre los primeros de mi especialidad.

     Así que nos pusimos manos a la obra y me quedé embarazada a la primera. Me encontraba tremendamente feliz a todos los niveles. Además, me había tocado un instituto muy cerca de casa y había una compañera también embarazada de su primer bebé. Por poner alguna pega diré que me dormía por los rincones pero por lo demás estaba estupendamente.

     Cuando ya iba por la undécima semana y ya estaba totalmente confiada en que el peligroso primer trimestre había acabado empecé a manchar. En Urgencias me dijeron que el embarazo llevaba parado más de una semana y que había que hacer un legrado. Creí que me moría de pena.

     Lo que recuerdo más desagradable de esos días era el empeño de todo el mundo en contarme que ellos conocían a alguien a quien también le había pasado y que no me preocupara porque podía seguir intentándolo y que mejor en el primer trimestre que más tarde y... Me sentí bastante sola e incomprendida muchas veces. De hecho, el aborto fue a finales de octubre y la tarde de fin de año lloré y lloré tanto que estuve a punto de no ir a la cena familiar. Es más, a veces aún lloro. Sé que si ese embarazo hubiera prosperado ahora no tendría a mi Gurruño conmigo, pero a veces sigo lamentando la pérdida de mi primer bebé.

¿Por qué este blog?

Porque después de más de seis meses de la cesárea aún no me encuentro bien anímicamente.
Porque mi otro blog empezaba a llenarse de entradas que hablaban del Gurruño, y el tema del blog no pegaba ni con cola.
Porque quizá este blog será más anónimo y a lo mejor me podré desahogar mejor (está asociado a una cuenta que no suelo usar).
Porque sigo sin superar la pérdida de nuestra lactancia.
Porque creo que lo necesito.
Porque me apetece.
Porque sí.

martes, 28 de agosto de 2012

Exantema

     Hoy hemos ido a la pediatra sin pedir cita. El Gurruño está empezando a comer purés y hoy a mediodía tenía un sarpullido en todo el tronco: pecho, espalda, cadera,... A pesar de que a su padre y a mí nos parecía poco probable que fuera alergia al pollo (único alimento nuevo de hoy) hemos pensado que era más sensato que la viera un profesional.
     En el centro de salud nos ha atendido otra doctora distinta de su pediatra habitual ya que ésta estaba de vacaciones. Era una chica jovencita que mascaba chicle (cosa que no puedo soportar, maniática que es una) y tenía cara de no apetecerle nada trabajar en agosto y por la tarde. El diagnóstico ha sido exantema que, según la Wikipedia, es "una erupción cutánea que aparece de forma aguda". ¡Genial! Eso ya lo sabíamos. El tratamiento en la misma línea de Perogrullo: no darle más pollo hasta que se le pase y luego volver a darle y observar cómo reacciona. 
     Al menos hemos aprendido algo útil: si un sarpullido lo aprietas y desaparece, es poco probable que sea algo grave, con lo que no hace falta ir al centro de salud corriendo.

lunes, 27 de agosto de 2012

¿Qué es un Gurruño?

Según  mi diccionario, un gurruño es "una cosa encogida y arrugada", pero para los propósitos de este blog el Gurruño es mi bebita, que nació hace ya seis meses y pesó algo menos de dos kilos. Durante los días que estuvo en la incubadora (sólo para coger peso) sólo llevaba el pañal (con más ropa paba mucho calor) y al sacarla para comer la envolvíamos con una toallita que siempre acababa hecha un gurruño. Y de ahí el nombre de este blog.